Embiste la cabeza, atrás regresa desvaída a su fetal propuesta, al contrario el mundo estático le viene, como si temblase, la briza que le sonríe y entretiene.
Que pierda su justo, su ambición y reparo, ya no de erguirse quieta sin contesto, grávida, babeante, como cuelga, como vid de fruto, gajo de tiempo maduro y entendido, goteando la sepa usted que sabe, ya pesada de cierto y de promesa.
Palpitante sin remedio de dosis o demora, señalada ritmando el segundero, a camino, a llevadero, a tientos despeinada, a vientos sáficos y paraísos.
Vientre de lazo aprieta sin reduce y sin cambio aunque sencillo, aunque ya amarrado velo a las nodrizas cantando en todas las puertas del silencio. Bienvenido, ven, venido, anhelo.
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